Devocional 4 de Diciembre 2018

PROFETA, SACERDOTE Y REY


JUAN 17:8: "Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste".

HEBREOS 5:6: "Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec".

JUAN 18:36: "Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí".

A través de los Evangelios podemos identificar tres ocupaciones precisas del Señor Jesús que han sido denominadas oficios. En esta época que recordamos su venida, es bueno mirar un poco sobre el tema para comprender y relevar su importancia en la obra redentora.

• Profeta: Nabi en hebreo y prophetes en griego. La significación es la misma: Alguien que proclama un mensaje divino, un vocero, mensajero o heraldo.
Muchos fueron los profetas enviados por Dios para anunciar diferentes mensajes, pero Cristo es el profeta por excelencia, Él es el verbo encarnado, es decir la misma Palabra del Padre. Su profecía se caracteriza por la autoridad, a diferencia de los otros profetas que debían declarar que era palabra del Señor, él decía "Yo os digo". Él asumió el oficio de Profeta para traer personalmente el mensaje de perdón, esperanza y salvación. Hebreos 1:1-2 enseña y reafirma acerca del oficio profético del Hijo.

• Sacerdote: Kohen en hebreo y arjieréus en griego. Un ministro al servicio de Dios, una de sus funciones, tomar sobre sí las culpas del pueblo para presentar sacrificio por ellas delante de Dios.
Ser mediador, intercesor ante Dios por los pecadores, presentar (se) en sacrificio por la humanidad fue un oficio que el Señor Jesucristo realizó para bendición de los pecadores; Él no presentó sacrificio, Él se sacrificó por nosotros llevando nuestras culpas en la cruz. El sacerdocio del Señor nos permite, además, el ministerio sacerdotal 1ª Pedro 2:9

• Rey: Mélek en hebreo y basileios en griego. Soberano, majestad. El reinado del Señor Jesús es eterno, pero tiene su manifestación en tres etapas: La primera venida, como Mesías, cuando regrese por la iglesia y en el establecimiento del Milenio.
Como rey liberador del imperio era esperado por los judíos, como autoridad civil, razón por la cual fue rechazado, pero su primera venida es el establecimiento de su reinado y con su victoria en la Cruz, fue coronado en gloria y derrotó a Satanás, su poderío de maldad. El reino del Señor se manifestó y manifiesta en salvación, sanidades, milagros, gozo, paz, justicia. Él es el Rey de nuestras vidas.

REFLEXIÓN:
Demos gracias al Señor por sus oficios que nos permiten comprender la dimensión de su obra redentora.


Escrito por:
Myriam González de Bohórquez
Docente y Tutora del IBPS

Lo expresado en los "Devocionales" representa la opinión de los escritores y no necesariamente de los directivos.