Devocional 18 de Diciembre 2018

RECHAZADO Y EN SILENCIO


JUAN 12:37 "Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él".

Mateo 27:12 "Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió".

La mayoría de las profecías sobre el Mesías tienen que ver con sufrimiento, con dolor, con situaciones en las que fue menospreciado y tenido a menos; podemos mencionar algunas además de las del título escogido para hoy. El Señor, en cumplimiento de lo anunciado por los profetas del Antiguo Testamento fue traicionado por uno de los suyos, juzgado y condenado, golpeado, escupido, motivo de burlas, de insultos, crucificado entre ladrones, se le daría vinagre en vez de agua, sus ropas serían sorteadas, herido en su costado, manos y pies, coronado con espinas.

¡Qué larga e ignominiosa lista! ¡Cuánto dolor físico y emocional! Cada ítem merece un estudio especial por la connotación en el plan de salvación. Hoy meditaremos solo en dos: Rechazado por su propio pueblo y en silencio frente a sus acusadores.

• El pueblo, bajo dominación extranjera había acomodado la profecía de un salvador, un Mesías, Cristo, a sus intereses terrenales. Acuñaron el anuncio con la mirada puesta en un líder político, un gobernante, un rey, que vindicaría sus derechos civiles y que además dominaría a los invasores. No podían pensar en una salvación espiritual, en un Reino espiritual; no, su entendimiento estaba entenebrecido, la justicia y el derecho habían sido torcido por líderes religiosos y civiles, los rituales habían reemplazado la relación con Dios, sus manifestaciones de piedad eran solo formas externas. Habían perdido el horizonte moral y espiritual y rechazaron que Jesucristo fuera el Rey, el Salvador, el Mesías, el Ungido y mucho menos el Hijo de Dios.

• La respuesta de Jesús, no solo al rechazo sino a cada vejamen a los que fue sometido fue la correspondiente a su dignidad, obediencia, humildad, aceptación de la voluntad del Padre, de testimonio delante de gobernadores, sacerdotes y pueblo en general. Ni su angustia, ni su aflicción, ni sus dolores físicos, morales y espirituales rompieron la profecía. Él, como Cordero de Dios, como oveja llevada al matadero, enmudeció, no profirió lamentos, ni quejas, ni reclamos, ni recriminaciones, no clamó justicia, no presentó alegato, no murmuró contra nadie, no gritó. Enmudeció. ¡Guardó silencio!

REFLEXIÓN:
Él ejemplo en todo, también lo es para nosotros en momentos de rechazo y menosprecio; su tolerancia y mansedumbre deben ser baluarte cada día. No podremos comparar jamás nuestras penalidades y aflicciones con las del Cordero pero podemos pedirle que Él nos haga crecer hasta que podamos fruto de piedad.


Escrito por:
Myriam González de Bohórquez
Docente y Tutora del IBPS

Lo expresado en los "Devocionales" representa la opinión de los escritores y no necesariamente de los directivos.